miércoles, mayo 23, 2007

Respiro de un espejo





Detrás de la puerta había una pradera y estaba él, mismo que habías estado sentado esperando a él, mismo que abría la puerta. Sentado veía el pasto, alto como él que estaba sentado, y sentado veía el borde del pasto. Se movía y así sus ojos, así, como se movía el pasto. Serpientes que buscan llegar al cielo, sentadas, sentado, y no se pueden mover. Como él, ancladas están al suelo. Sentado.

Una piedra en su mano se moldeaba con la forma del pensamiento. Pensando él la movía entre sus dedos. Pensó. Y así la lanzó. Lanzada la piedra volaba al aire y miraba hacia abajo mientras él miraba a la piedra. Y la piedra miraba los tres senderos entre pastos, senderos sin color, sin marrón de los senderos, y sin piedras. Volaba la piedra hasta que cayó y él la miraba y voló. Volaron 10 pájaros negros que salieron de todos los pastos, y quizá la piedra liberó de las serpientes a los pájaros cautivos, y quizá la piedra al caer dibujó de marrón los senderos, y en el sendero él sentado donde el camino era tres, viendo los pájaros volar. Volando con los pájaros, él, sentado. Y volaban juntos aunque nacieron separados, de distintas serpientes, de distintos pastos, sobre el pasto, volaban como si el aire los llevara en su oscilar, él, sentado oscilaba. Un disparo, de ningún arma, de ningún rayo, y cayeron todos los pájaros dispersos, ya no estaban juntos, y él sentado. El pasto tragó, y sentado él seguía viendo las tres sendas sin color mientras moldeaba una piedra y cerraba la puerta.


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