martes, noviembre 27, 2012

Notas sobre Esfiria: Maoli


De todas las sirenas de Esfiria, no hay una más particular que Maoli. Su origen, se supone, ha de ser el mismo que el de todas las sirenas: alguna estrella traviesa habrá caído desde la noche al mar y habrá dado a algún escamado la posibilidad de tener espíritu; pero quién sabe qué habrá salido mal, o bien, que esta sirena, a diferencia de las otras, no puede cantar. De hecho, tampoco puede hablar. No tiene voz, ni puede hacer ningún ruido con la boca. Sin embargo, todo se compensa por su muy peculiar habilidad. Cuando Maoli abre la boca, de su garganta salen colores que dan forma a imágenes en el aire. Su voz no suena: dibuja. Por eso Maoli es conocida. 

Entre sus travesuras está dejar la playa llena de imágenes que no desaparecen sino hasta que pasan días y días, dibujar fantasmas en la oscuridad de la noche que espantan a los marinos, o simplemente hacer que el mar entero cambie de color. La gente que vive en la costa este de Esfiria está acostumbrada a su paso, sin embargo nadie la ha conocido realmente. Algo habrá ocurrido, que la hace no acercarse con ligereza a la gente. 

Aún así, hay quienes afirman haberla visto, y hasta reconocido, en tierra. La describen como una niña de cabellos naranjas y enmarañados, con cara a veces refunfuñada, a veces distraída, y con una llave en el pecho. Dicen, que la llave la encontró un día en la playa, cerca de un barco deshecho por el tiempo y el olvido, y que desde entonces ha sido la obstinada meta de Maoli encontrar a donde pertenece la llave.

 Lo cierto es que Maoli se dirige, desde hace algunas lunas, hacia la dirección del viento. Al sur, que concuerda con las historias que se cuentan sobre ella: Solo en el sur de Esfiria se pueden encontrar cofres perdidos.