martes, marzo 29, 2011

Abandonar

No queda de otra que a veces abandonar
en plena furia,
en pleno frío
bajo el escombro de la casa aplastada.

No queda a veces de otra que abandonar
al árbol en el follaje
a la piedra en la playa.
Abandonar la ola en su retorno
al sol en plena noche,
la flor en la tumba,
la ceniza en la mañana.

Un grito de mono alerta que hemos de seguir el camino,
y no queda otra a veces que el grito
junto al brinco
del furioso mono incansable
que sólo abandonado se sienta al fin:
Sin grito.
En calma.
En compañía de todo lo abandonado,
del árbol,
de la piedra,
la ola,
la flor,
la ceniza.
Quizá también una nube,
un cielo al fin despejado
o despellejado.
Abandonar,
porque siempre estará ahí.
Y sólo abandonado
Se hace
Eterno.

sábado, marzo 19, 2011

De poesía

Qué voy a saber yo de poesía
si lo mío es un empeño tan distinto:
Respirar correctamente
a todo momento
y masticarme vivo.


Ni una puta idea del ritmo
o melodía.
Toda música aquí es
accidente planificado
en una lectura que no recuerdo ahora,
y que ya no es
música.

Más sabe de poesía el pastelitero,
de papa y queso:

‘Jamón metasensorial’.
Tan una palabra tuya,
mirá.

Él no:
él sirve lo que le piden,
cobra lo que le dan
y sonríe.
Jurá que te echa un chiste
con ritmo
y melodía
mientras el quesito puntúa.

Yo no sé nada de poesía, viejo.
Él sí.
Y yo, que no,
no la estudio porque hoy:
(especialmente hoy)
tengo hambre.

El hombre, la piedra y el abandono

Cierto lamentable día el hombre se tuvo que ir: consiguió algo que le dijeron que estaba buscando en una parte insospechada pero, según le dijeron, completamente obvia y conveniente para sus nuevos fines. Esto, le avisaron, hizo muy feliz al hombre; pero el hombre no quería partir así por así, sin despedirse de la piedra. Así que fue y se despidió, con un pesado sentir de culpa.

- Adiós, piedra – dijo el hombre soltando una lagrimita.
- …- respondió la piedra.

Y partió el hombre.

Pasaron meses, pero el hombre jamás dejó de pensar en la piedra. ¿Qué luz vespertina la estaría coloreando esta mañana nocturna? ¿Cómo se sentiría? ¿Cómo estaría cayéndole el abandono en el cual él, mal hombre, la había sumergido por buscar un éxito personal? No soportó más, y volvió a donde estaba su piedra.

Al llegar, la fue a ver sin más.

- ¡He vuelto, piedra!
- … - respondió la piedra.

Esto dejó perplejo al hombre: la piedra seguía igual, en el mismo lugar, sin ningún atisbo de cambio, de dolor, de envejecimiento siquiera. No lo extrañó para nada. Puede él existir o no existir, irse y morir, y la piedra seguirá estando ahí, dando la misma respuesta.

Ante este pensamiento, el hombre no pudo evitarlo, se sintió abandonado. Y así, alegremente, se abandonó a sí.

domingo, marzo 13, 2011

Colombianos en Japón

Me llega esta información al facebook, desde www.radioclublatino.com, una radio latina en Japón. La copio aquí para que llegue a más personas.

Listado de personas que están en Japón y reportan tranquilidad a sus amigos y parientes en Colombia:

Iván Darío Gonzáles Cabrera
Raúl Mier
María Rico
María Elisa Pinto (fuera del país)
Carlos Santacruz
Paula Esquerra (fuera del país)
Pilar Baquero
John Alexander Cruz Mora
Nataly Nicholls
Gladys Saavedra (Iwake ken)
Solmaria Pinea (Iwake ken)
Néstor Fernando Isaza (Sendai)
Janny Astrid Loaiza Chica y familia
Natalia Restrepo
Julian Lasprilla y familia (Nagoya)
Angelo Lyerzkysky
Jimmy Barra Zapata
Flower Sánchez
Luz Meri Yamada y familia
Felipe Andrés Carranza Blanco (Fukuyama)
Cristian Olguín
Gloria Arbelaez
Sandra Milena Vergara (Sapporo)
Oscar Arenales(fuera del país)
Oscar Mauricio Rodríguez López
Juan Corena Bossa
Javier Gutiérrez
María Isabel Archila Amaya (Tokio)
Nicolás Botero (Osaka)
Viviana Carolina Lugo Ruíz (Tokio)
Jenny Astrid Loaiza Chica y familia (Kanawa Ken)
Betsy Forero (fuera del país)
Mónica Álvarez (fuera del país)
Oscar Gómez (Sendai)
Luis Ospina
Lina Conde
Ramón Eduardo Argote
Alejandra Velasco Calero
Ricardo Quintero (Nagoya)
Padre Carlos E. Martínez (Karuizawa)
Maria Stella Barrera Sánchez de Kuizumi y familia (Chiba)
Camila Plata (Furuhata)
Lina María Idarraga (Nagoya)
Diana Peralta
Blanca Oliva Vargas Moreno
Rosmery Cardona
Miriam Hirai
Miriam Benites
Patricia Botero
Felipe Londoño
Edith Endo
Andrés Macias
Juliana Buriticá
Luz Adriana Gómez Galvis y esposo (Tokio)
Ana Liliana Mejía (Fukushima)

viernes, marzo 11, 2011

Sobre el "Jishinso-tohoku", terremoto en Japón

Nada puedo decir yo que no digan mejor los informantes en twitter, entre los que destacan @aasaian y @lamonse. Sin embargo, quizá las mejores palabras sobre el terremoto -lo que debemos hacer, y mejor, lo que podemos hacer- las dice el señor Sapo, de Super Frog saves Tokyo, por Haruki Murakami.

El señor Sapo debe pelear con Worm (Gusano) y así evitar el gran terremoto, pero no puede solo, necesita al señor Katagiri. Aquí una conversación antes de la gran lucha:


“But still, Frog,” Katagiri said. “I’m not particularly strong, and I don’t know anything about what’s happening underground. I don’t have the kind of muscle it will take to fight Worm in the darkness. I’m sure you can find somebody a lot stronger than me—a man who does karate, say, or a Self-Defense Forces commando.”
Frog rolled his large eyes. “Tell you the truth, Mr. Katagiri,” he said, “I’m the one who will do all the fighting. But I can’t do it alone. This is the key thing: I need your courage and your passion for justice. I need you to stand behind me and say, ‘Way to go, Frog! You’re doing great! I know you can win! You’re fighting the good fight!’”
Frog opened his arms wide, then slapped his webbed hands down on his knees again.
“In all honesty, Mr. Katagiri, the thought of fighting Worm in the dark frightens me, too. For many years I lived as a pacifist, loving art, living with nature. Fighting is not something I like to do. I do it because I have to. And this particular fight will be a fierce one; that is certain. I may not return from it alive. I may lose a limb or two in the process. But I cannot—I will not-run away. As Nietzsche said, the highest wisdom is to have no fear. What I want from you, Mr. Katagiri, is for you to share your simple courage with me, to support me with your whole heart as a true friend. Do you understand what I am trying to tell you?”

Lo traduzco aquí en español:

"Pero aún así, Sapo" dijo Katagiri "No soy particularmente fuerte y no sé nada de lo que pasa bajo tierra. No tengo la musculatura necesaria para pelear con Gusano en la oscuridad. Estoy seguro de que puedes encontrar a alguien más fuerte que yo. Alguien que haga karate, por ejemplo, o un comando de las Fuerzas de Auto Defensa.
Sapo giró sus grandes ojos. "A decir verdad, señor Katagiri" dijo, "yo soy quien peleará todo el tiempo. Pero no puedo solo. Ésta es la clave: necesito su coraje y su pasión, su sentido de la justicia. Necesito que se pare detrás de mí y me grite '¡Dale duro, Sapo! ¡Ya está listo! ¡Tú puedes! ¡Estás peleando la que es!'"
Sapo abrió sus brazos y luego, con sus manos de sapo, palmeó sus rodillas.
“Le soy honesto, señor Katagiri, el solo pensamiento de pelear con Gusano en la oscuridad también me aterra. He vivido como un pacifista por muchos años, amo la naturaleza, el arte. Pelear ciertamente no es algo que me guste. Si lo hago, es porque tengo que hacerlo. Y esta pelea en particular va a ser feroz, eso es seguro. Puede que no regrese con vida. Puede que pierda una pata o un brazo en el camino. Pero no es posible, no pasará: no voy a huir. Nietzsche dijo: la mayor sabiduría es no tener ningún miedo. Lo que quiero de usted, señor Katagiri, es que comparta su coraje conmigo, que me apoye con todo su corazón, como un verdadero amigo. ¿Entiende lo que le intento decir?”


jueves, marzo 10, 2011

5 céntimos por un deseo.




Las monedas de 5 céntimos en Venezuela no se usan para ningún fin comercial. Tendrías que reunir muchas de ellas para que tuvieran algún valor mínimo, apenas suficiente para una chupeta de mal sabor. Por eso nadie las usa: nadie las recibe, ni los limosneros que te las lanzarán a las ventanas del carro si se las llegaras a dar. Los únicos imbéciles que las dan, a los máximos imbéciles que las recibimos, son los operadores de estacionamientos que, por tener una tarifa tan fija y regulada, no les queda de otra que usarlas para completar los vueltos (cambios).

Pero hoy, día distinto por no ser ayer ni mañana, @anaranta y yo fuimos a dar al centro comercial Sambil, en donde cobra estacionamiento el mismo operador que efectivamente nos dio 5 moneditas de 5 céntimos. Las tomé, a pesar de que ya parece ser costumbre dejarlas tiradas en el cenicero más cercano (al pasar vi un montón), y anduve con ellas en la mano, contándolas una y otra vez, como aquél personaje de Murakami, burlándome de mí mismo.

Pensé en tirarlas, en arrojarlas con fuerza contra los pilares para ver qué sonido metálico producían, qué nota o qué tono, pero entonces vi la fuente. Le di tres monedas a @anaranta y dos me las quedé yo. Le tomé la mano, miramos la fuente, y sin decirnos nada, rezamos cada moneda con un deseo. Primero yo, pluc, pluc. Luego ella, ojitos cerrados, pluc, pluc, y pluc. Aplaudo, como si fuese un santuario shinto, no vaya a ser que los japoneses, de nuevo, tengan razón; y nos vamos.

Le pregunto qué deseó. Automáticamente me responde -no te puedo decir -, por aquella vieja costumbre de que deseo dicho es deseo que no se cumple. La convencí de que no tenía que ver, que esos espíritus de la fuente no eran tan quisquillosos si se dejaban montar un Sambil alrededor. Me contó que pidió por los dos primeros deseos felicidad para sus sobrinos, y un tercero que no les contaré. Le conté, no sé por qué, que esos espíritus, atraídos por el agua, no podían asegurar algo tan grande como la felicidad entera de un ser vivo. Que era mejor pedirles algo concreto. Yo lo hice. Pedí dos cosas que podía tocar, y que se las podía dar a ella.

Habrá que esperar a ver si los espíritus son tan amables y aprecian los 5 céntimos que, en valor comercial, no valen nada, pero medido en gesto, ojitos cerrados, pluc, vale por un deseo.