sábado, junio 28, 2014

Ya no soy este.

Llevo meses, quizá ya un año tratando de retomar este blog, pero siempre me tropiezo con esta hoja en blanco. No es un muro, me parece, o así me decía. Esta hoja digital en blanco con la raya titilante como levantando el dedo medio en mi cara no me detiene realmente. Es que simplemente no quiero escribir acá. ¿Por qué?

Hace un par de semanas me puse a revisar este blog a ver si encontraba razón. Poemas, opiniones, historias, algunas que me gustaron, otras que no; de un personaje que ya no soy yo. Ya no soy este.

Ah, claro.

Escribir acá, pensaba, era como dejar migajas de pan mientras me adentraba a quién sabe qué carajo camino. Regresar, era ver un espejo que me decía si tenía la cara sucia o qué sé yo.

Pero ahora no.

Ahora me veo acá y no me encuentro. Encuentro a un chamo, me cae bien y todo, pero no soy yo.

Por eso nunca pude escribir del barco acá. No podía escribir con estas palabras, con esta cara. Siendo un viento, que, sí, sigo siendo. Pero ahora soy kilómetros de tierra, leguas de agua salada, noche de estrellas, una manito pequeña y blanca, un piso de madera.

Ya dejé de ser sólo una cosa.

Así que por eso no era un muro lo que no me dejaba escribir acá. Ahora encuentro en este blog, no un muro, sino un pajar, en donde no hay aguja que valga para tejer.

Vean ustedes si encuentran algo. Pero ya yo no.

Ya no soy solo este.

Soy los cuatro. 


lunes, mayo 12, 2014

8.

Se deshace el sol,
se cae, de a costritas
como si estuviera hecho de hojaldre
pero no fuera sabroso.

Así se deshace el sol
    porque tu abriste la puerta
que no tenías que abrir.
Con la llave que no tenías.

Me pregunto:
¿Cómo conseguiste la llave?
Estaba del otro lado de la puerta
junto a mi cadaver.

Había sembrado esa llave en
mi garganta
con la esperanza de que creciera
verde palabra, yo nuevo.

Y todo este nuevo discurso
abriera esa puerta
que tú abriste.
Pero ya qué más da.

Ya se deshizo el sol,
las costras del astro caen cual cerezo
la sombra sirve de cortina a la puerta
apura, que no vas a conseguir el sofá.

Siéntate, haz café
si puedes.
No me puedo mover,
estoy muerto.

Pero te escucho.
Tú conversa, que yo te escucho.
Tú imagina que te respondo,
que la boca la tengo abierta.

No, no te acerques mucho.
No te puedo estrechar la mano.
No puedo tocarte, o sentirte.
O olerte o verte o saberte aquí o imaginarte o deshacerte o morderte o desmorderte o vivirte o morirte.

Quizá morirte sí.
Si te sientas.
Si no me besas así.
Si no me riegas.

Ya qué más da.
Ya crezco, ya se devuelven las costras al cielo.
Ya brilla un sol nuevo.
Y estrellas. Ah,

que no es sol.

Que ahora es luna.

Luna.

Ah.

jueves, enero 23, 2014

Luna nueva

Escribir es desangrarme,
sólo escribo a herida abierta.

Especialmente vieja,
sangre seca,
cara nueva.

Luna nueva.

Me adelanto a los acontecimientos
o invoco los que me harán escribir.
Sangrarte.

Sangre nueva.

Estas letras se adelantan
a ti.

                                    te recuerdo ya desde el futuro y me escribes.


Ven. Reinvéntame un remolino, que estoy muy bien.
Escribir es desangrarme.

Hazme escribir.