martes, junio 30, 2009

Por estos soles (5)





En Maracaibo no son bienvenidos los gatos. Entran en la misma catergoría que las palomas, un poco por debajo de las ratas. De hecho, existen dichos en donde el calificativo "rata" toma un valor positivo, cosa no muy rara en un país donde la astucia truculenta (aquí llamada "viveza: cualidad de ser 'vivo'") es valorada como una cualidad necesaria para tener éxito y ser una persona admirable en la sociedad. Puedes decirle a alguien "eres una rata" celebrando el hecho de que logró cruzar la esquina cuando aún estaba en rojo, ir en dirección contraria y no ser multado, o conseguir, a través de una maraña (sexta acepción), la mejor manera de ganar dinero, a expensas de la economía nacional; pero nunca escucharás a alguien que ande por estos soles decirle a otro "eres un gato".

A pesar de eso hay muchos gatos por estos soles. Muchos. Por las calles, por las casas (la mayoría de las veces sin invitación), por los negocios de comida, por las pizzerías. Son vistos como una plaga, como transportadores de enfermadades, como animales sucios y asociados a lo negativo. Aquí no sólo el gato negro da mala suerte. Aunque no existe la creencia establecida, son pocos los marabinos que se sienten cómodos frente a la mirada de un gato. Mucho menos se sentirán cómodos ante el cariñoso tacto de uno, si es que alguno -con tanta adversión que sienten contra los maltratadores marabinos- se le recuesta a las piernas acariciando con su pelaje. Es popular la creencia de que los gatos, al tocar, producen "empeines" (manchas en la piel), pueden dejar ciega a una persona (con los pequeños pelos que sueltan) y enferman a las embarazadas. Incluso son vistos como símbolo de homosexualidad (vista como una enfermedad por estos soles), y hasta un e-mail cadena anda por ahí resaltando los valores masculinos del perro frente al femenino gato.

No es raro, si uno se pone a pensar. El gato es un animal lunar, esta ciudad es solar. Es poco observada, pensada, dicha, la luna en Maracaibo. Y cuando es dicha, cantada, loada; no es escuchada. El marabino está bajo el sol tanto tiempo que de noche olvida a la luna. Quizá por ahí vaya algo de su rechazo al gato, animal mítico en otras tantas culturas.

Será por eso que los gatos son el blanco predilecto para cualquier caza informal en esta ciudad. Los conductores, especialmente los de camioneta, suelen apuntarles cuando los consiguen cruzando una calle. Se suman puntos si logran darle a uno. Estampados están decenas de gatos en el asfalto derretido de la ciudad. Alfombra de pelos y cosa pegostosa que nadie recoje, que nadie mira, que nadie limpia, que nadie ve. Son gatos, gatos muertos en las calles hay muchos. También hay perros, claro. Pero incluso la mayoría de los perros callejeros consiguen una casa que cuidar. Los gatos consiguen una buena tumba en la carretera.

También se les mata por gusto. Los jóvenes de la ciudad tienen por deporte el amarrarles una bolsa de plástico, o una lata, en la cola tras lo cual el gato huirá irremediablemente del sonido hasta morir de un infarto. Risas de los jóvenes aquí "Ay, chamo, te pasaste" por allá. Risas. Se van.

O con piedras, o con perdigones, o con palazos, o simplemente ahorcándolos. Es un animal que no extrañará nadie, de cualquier forma.

Es por eso que uno, dueño de gatos, tiene que recurrir a castrarlos. Así el gato que viva en una casa no saldrá de la misma, no irá a hacer lo que debe hacer, a ser gato, a ser natural. Un animal sin genitales pero vivo.

Yo no castré a mi gato, porque soñé con tenerlo al natural.



In memoriam: Papa Frita, que lleva 2 semanas sin venir a casa, y vivió en Maracaibo, en donde no son bienvenidos los gatos.


De los gatos y la luna también hablé en esta entrada: La luna en el agua.

3 comentarios:

  1. Mi mamá que les tiene fobia a los gatos nunca le ha gustado que los maltraten. Tengo un primo que supuestamente una vez agarró un gato por la cola y le dió vueltas hasta tirarlo, desde entonces no me agrada.

    Es una verdadera pena mi amor :(

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  2. No sabía que Papa Frita estaba perdido. Pero, de nuevo, es el gato adolescente James Dean... uno sólo espera que no le haya dado por el "live fast, die young" :|

    Realmente siempre me ha molestado un poco esa falta de amor hacia los felinos de la ciudad. Aparte de que crecí con gatos (tuve dos de pequeña, de los que recuerdo: una hasta los siete años, y otro hasta los diez), los perros, en comparación y por sí solos, siempre me han parecido un tanto tontos.

    Por Papa Frita: que, de seguir en los alrededores, viva feliz; y, de haber caído en batalla, que lo haya hecho elegantemente.

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  3. Live on Papa Frita. Dudo que haya muerto, seguro está en un road trip.

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