domingo, junio 07, 2009

El hombre y la piedra (y el pingüino)







De la serie "El hombre y la piedra"


- Que no puedo darle de mi comida, señor pingüino – dijo el hombre en la tina, comiendo su hamburguesa – es mía, y tengo mucha hambre.

El pingüino observaba, con mirada de perrito regañado, al hombre en su tina. No se bañaba, para él el agua estaba en extremo caliente, sólo quería un mordisquito de la comida que el hombre comía en su tina. Uno solo, de hamburguesa, de papas; hasta un sorbo de la bebida sería bueno. O al menos eso pensaba el hombre, que en su tina, rehusaba de la propuesta hecha por los ojos del pingüino y decía:

- No me mire así. Además, esta hamburguesa es de carne, no de pescado. Usted come pescado, no carne, y aquí no hay ningún pescado. Sólo usted y yo, y la comida claro. – Pero el pingüino no se movía. Finalmente el hombre sucumbió ante la mirada del pingüino y dijo – oiga, hagamos algo. No le puedo dar hamburguesa, porque es pequeña y tengo mucha hambre. Pero puedo darle un poco de papas fritas.

Feliz, el pingüino se acercó a las papas. Picoteó una que otra papa, y luego se fue, dejando al hombre sólo en su tina, con los dientes adoloridos, por intentar comer una piedra.

Carlos J. Díaz
Kaze

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