lunes, noviembre 12, 2007

Time, o la parábola de una cosa que no se como se llama

Time:

Una película ha llamado mi atención. Tiempo, de Kim Ki Duk (Muy Coreano). La encuentro en uno de los puestos de “El pasillo” de la UCV, en mi viaje para ver a Jorge Drexler. La llego a ver un mes después de haberla comprado y, como en el momento justo, se dispara un mar de sensaciones desde la pantalla de mi Pc (Sí, no tengo otro lugar donde ver películas en mi cuarto. No, no tengo televisor en mi cuarto. No, no soy extraterrestre… no tanto).

La película, brevemente, cuenta la historia de una mujer que teme a que su novio se canse de ver el mismo cuerpo y la misma cara todo el tiempo, por lo que se torna paranoica y decide, muy lógicamente, hacerse una cirugía para cambiarse el rostro. Pero realmente estos hechos son la puerta a los diversos significados de la película, pues la misma esconde un universo de vacios para que uno juegue a colorear el mundo de los personajes. Es una obra de arte, que debe ser apreciada por aquellos que ven las películas para buscar algo más que una historia entretenida, pistolas, dibujos con chistes sarcásticos, o algún par de senos.

Es una metáfora del tiempo, que nos deja en el aire la pregunta que si tal mismo existe. Sí tiene dudas acerca del poder que tienen los relojes, de por qué se repiten las cosas en nuestras vidas, de por qué tenemos la necedad de ir contra el tiempo que nosotros mismos diseñamos, y de aferrarnos a cosas que ya no están ahí, deben ver esta obra.

Finalmente les dejo pensando sobre esta imagen (de la misma película y, al mismo tiempo, de un parque de esculturas real, en Corea). Observen las manos sosteniendo a la chica. Observen la escalera que esta deja en el infinito, observen las raíces en el agua. Sentí, cuando vi esta escena, que las manos eran el tiempo humano, el presente, abierto todo el tiempo, porque cerrado no nos podemos sentar en él; la escalera que se va hacia el infinito, es el tiempo futuro, siempre inexistente e inexplorable, solo imaginable; y debajo del agua o tierra, ya donde no se puede desenterrar (y desenterrarlo es una tontería que puede arruinar la base de la obra) esta el pasado, la memoria y los recuerdos. Entonces uno se sienta en donde están las manos abiertas, porque no es posible vivir en otro estado, porque no puedes vivir bajo agua o tierra, o en un lugar que no está hecho aún. Solo el presente nos abre las manos.


Los dejo por hoy. Nos vemos en unos días.




Kaze

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