domingo, febrero 24, 2013

Invocación 1

Para ustedes, los que sí lo valen. 


Invoco a los poderosos, 
a los que nunca tuvieron casa pero siempre una almohada;
a los grandes santos de puños en llamas
y a los pequeños también.

Invoco a los ratones
a todos los insectos comiéndose tu jardín:
a todos los animalejos de buenas intenciones
y de muy mal entendido aspecto.

Invoco a los sin dientes
para mostrar
a los que muerden con la lengua afilada
para defender a los pollitos del jardín.

Invoco al fuego más rojo
al mar más azul
y a la marea humarada del beso entre ambos
a que me enseñen el camino de las montañas.

Invoco a los sabios
Benedetti, Cortázar, redoblar de tambores
llamada a la guerra de la palabra
contra el marketing y publicidad de jabones.

Invoco a todas las serpientes
que me enseñen el arte de su veneno
de su andar por el suelo 
de su salto tan oportuno. 

Los invoco a todos a un panteón único
a una clase magistral de muchos profesores
y me enseñen a vivir este rato.
Este justo rato: 

en que ando mordido por los malos amigos
por los ciegos con tijeras en las manos,
por los decididos a ser tontos y traicioneros,
por los inocentes armados hasta los dientes. 

Que me protejan, para eso los invoco. 
Que pongan en mi lengua las espadas necesarias, 
que pongan en mi corazón los menesterosos escudos,
que me pongan en puesta al sol y frente a las razones justas. 

Y como pago prometo,
que no decaeré. No mentiré. No desfalleceré. 
Hasta hacer este mundo un granito de granito mejor
de como lo encontré. 

Que no me cansarán los engaños ni las traiciones
que confiaré siempre en la gente buena
y que predicaré que siempre habrá gente buena
y que los seguiré invocando: 

a ellos, 
a ustedes, 
a mí,
a todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario