
Y cantó Domingo Miliani, entre las páginas de una revista literaria que me regalaron, pero que había dejado atrás en la lista de cosas que leer cuando estuviera aburrido, o cansado de leer las cosas académicas, o las cosas literarias, o las cosas con más cosas que le sacan cosas a las cosas esas.
Aquí transcribo la joyita, que me hizo recordar lo no olvidado, pero que, por si acaso, les doy, a ver si recuerdan mundos olvidados.
Una anécdota de Miliani:
Contaba Miliani que cuando su padre se enteró de que iba a estudiar literatura no estuvo de acuerdo. El padre era constructor y deseaba que Domingo fuera Ingeniero Civil.
- ¿Literatura? – le preguntó - ¿Qué es eso? Yo siempre dije que usted no iba a servir para nada.
Años más tarde, ya graduado Domingo, su padre le volvió a preguntar que para qué servían sus estudios. Domingo le respondió amorosamente:
- Para nada, viejo. De no servir para nada también se hace una profesión. Es una cuestión de sistema métrico. Usted mide el mundo en metros cúbicos de cemento. Yo aprendí a medirlo en versos. Ninguno de los dos es mejor. Sólo son dos sistemas métricos diferentes.
Y un poema de Miliani:
Cuerpo
largo camino
se extiende entre ayer
y el infinito
no temas
deja recorrerlo
hollarlo con los dedos
o la boca
no recuerdes
el final
está allí
en el gemir de un pájaro
la lluvia atardecida
una hoja extraviada
sin caer
un siempre
recomienzo
tu cuerpo es
solamente cuerpo-espacio-luciérnaga.
Nota: tomo ambos textos de la revista COMARCA, Año III, Nº 3, Septiembre 2008, Mérida -Venezuela.
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