La sociedad socialísima que es tejido ciego: nos tejemos sin tocarnos, y con hilos tan endebles cualquier viento nos barre.
Ya lo han dicho otros: somos amigos de todos y entonces de nadie. El mensaje más privado de todos queda oculto hasta para sus posibles emisores, y el receptor, siempre hipnotizado, duerme ante un pop-up que nadie previno.
La nada se llena de ruido y es nada de nada que no deja ningún espacio para respirar.
Para no perdernos en estos mares, hará falta sembrar de cuando en cuando un arbolito, o ponerse hablar con piedras en la isla más cercana.
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