lunes, diciembre 31, 2012

Notas de Esfiria: Maoli II

Dicen que fue vista una niña, piernas mojadas, caminando hacia el sur. La gente le preguntaba que qué iba a buscar allá: no respondía. Le preguntaban que de dónde venía: nada. Resolvieron por correr el rumor, no prestarle atención a la niña de piernas mojadas y llave colgando de su cuello. 

Sólo una respuesta se obtuvo de ella, de un viajero que no hizo caso. La encontró cansada en una piedra, cara hundida en las rodillas, ya no tan mojadas de caminar tanto. Preocupado se acercó y tuvo la misma suerte que todo el que le preguntaba, hasta que le asomó una cantimplora con agua. Se la arrebató y la abrió sobre su cabeza. Su cabello, castaño entonces, de repente se aclaró hasta un naranja vivo. Sonrió, se levantó, dio unos brincos y para sorpresa del viajero abrió la boca y en el aire se formó un mar del tamaño de dos hombres. Atónito, el viajero pasó la mano por el mar, tratando de entender cómo es que no mojaba, ni sonaba. "Ah, esta es la palabra de esta niña", se dijo el viajero, y entendió: busca el mar. El viajero señaló la dirección del mar y la niña se dio por satisfecha. Volvió a abrir la boca, ahora un cofre flotaba en el aire. En sus manitos brillaba la llave. El viajero no supo qué responder: ¿Cuál de todos los cofres del Esfiria podría tener par con esa llave?  Levantó sus hombros en desconocimiento. A Maoli se le oscureció la cara, pero empujó una sonrisa y siguió su camino, no hacia el mar, sino hacia el peligroso sur. 

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