Es la memoria el primer infierno, sé
ahora, serpiente del antes
silva en su silbido de fuego,
jugo y juego sibilante
su savia espesa.
Sabe su suspiro a casi,
sí, último aliento;
viento suave,
su susurro sin sino.
Sílfide endemoniada e
invisible, salve.
Salve, sí,
porque ahora sé, su sed.
Deseo da sin suspiro sobrio y
sé, la memoria el primer infierno es.
Ésto arderá por siempre en todos mis infiernos. Me encanta.
ResponderEliminar