miércoles, noviembre 19, 2008

La luna en el agua 06


Y bajo los pies.

Es muy poco lo que la gente de Maracaibo mira al cielo.

Probablemente, y con mucha razón, tenga que ver con el inclemente sol que se pasea entre las nubes, “dándose bomba”, de ser lo más apreciado de la ciudad. Seguramente el astro se creyó eso de que Maracaibo es “la tierra del sol amada”, pero nada de eso quiere decir que esta tierra ame al sol.

Debe ser por eso que incluso en las noches, cuando el sol se ha ido, el maracucho no note que ya el cielo cambió de color y de forma, que ahora tiene estrellas y que, además, hay una luna en lugar del sol. Puede que haya un miedo oculto en el maracucho de que esa bola blanca en verdad sea el sol disfrazado y que cuando pose su mirada en ella, se convertirá y volverá a derramar su sorprendente calor.

Pero la luna insiste. Y no bastándole con presentarse cada noche con un traje distinto en la calurosa ciudad, se coló también en la imagen religiosa más representativa del pueblo marabino: La virgen del Chiquinquirá.

Conocida también como “La Chinita”, esta representación de la virgen apareció cierto día reflejada en una tablita que llegó a las orillas del Lago de Maracaibo. Tal tablita la recogió una viejita que lavaba la ropa en ese momento. Fue grande la sorpresa que la anciana se llevó cuando, al llevar la tabla a su casa, ésta refleja en su superficie un grabado de una virgen que, cuentan las historias, brillaba. Desde entonces ha sido representada en varias ocasiones y formas. Siempre con su niño en brazos, su traje bicolor entre rojo y azul que recuerda a ciertos personajes de las barajas del tarot, y una luna creciente bajo sus pies.

Han pasado los años, esta ciudad de ha llenado de ladrillos y cables, de ilusos y plásticos, de páginas y memorias olvidadas; pero la Basílica de la Virgen del Chiquinquirá, lugar donde permanece la famosa tablita, sigue en pié; y también continua la Feria de la Chinita, que celebra su llegada a las orillas del lago, cada 18 de Noviembre. Con la feria llegan las gaitas, los tambores, una calle completa llena de luces y decorados de navidad, los amaneceres musicales en víspera del día de La Chinita, el juego de beisbol en su honor, los borrachos (hay quien dice que las ferias de la Chinita son bacanales), los toros y demás colores alegres y no tan alegres; y con todo esto también la luna celebra seguir bajo los pies del objeto a celebrar. Ahí, para que la miren.

Lamentablemente para la luna, a cada feria que pasa es menos lo que se mira a la virgen y más lo que se mira la muerte de los toros, el licor, el nuevo agregado amanecer reguetonero o vallenatero, las luces del encendi’o de Bella vista. ¿Será que el maracucho es un ser con un rechazo biológico a la luna y así a lo que ella representa? ¿Tendrá eso que ver con el marabino que le huye a las emociones profundas, plateadas, lunares? ¿El marabino que huye, huye y huye?

Aun así, téngalo por seguro, la luna no se rinde. Si ya apreció bajo los pies de la Virgen, seguramente ahora aparecerá bajo una botella de cerveza o bajo un los pies de un reguetonero. Porque la luna es así, como el agua, se mete entre las rendijas, entre los espacios más pequeños.

Siempre, por más que escape uno, tiene un agua, una luna, una emoción atravesada.

Por eso, yo, desde un principio, miro al cielo, o al agua.


Nota: Es cierto. No lo publiqué el lunes. Pero los que viven en Maracaibo entenderán que un lunes 17 de Noviembre es raro estar frente a un computador. Adjunto a la entrada les dejo este video de la feria del año pasado, a los que no son de Maracaibo les vendrá bien ver un poco del color de estos soles.

Carlos J. Díaz
Kaze

3 comentarios:

  1. Así que a esto te referías con la luna bajo los pies :)

    Me ha gustado mucho esta entrada, mas porque descubrí una verdad que no se me había ocurrido. Tienes razón, el maracucho le tiene miedo a la luna, en algún lugar leímos que refleja la luz del sol y nos quedó el susto de que también refleje el calor, o como tu dices, sea un disfraz del sol.. "que es mas jodío".

    Como maracucha, gracias por el post.
    Beso!

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  2. Está muy bien. ¿Cuál es el origen de esa luna, sabes?

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  3. Pues sí, quizá nos intimide (o fastidie) tanto el sol que por asociación le huimos a la luna también.

    Pero, pensando en eso, pensemos que nos toca acercarnos. Que nos toca ver a la luna, abrazarla, dejar que nos abrace, vernos en ella y amarla por ello.

    Y, por el santo Pollo, claro que no podías haberlo publicado el lunes.

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