viernes, noviembre 28, 2008

Dance, dance, dance.



Bailo con dos, una desnuda y otra velada. La una de piel azul manchada de pintura de cielo, la otra con plumas secretas entre las telas. Bailo en ellas en el borde del precipicio. Y primero bailaba con la otra, en ese precipicio, sin miedo a la caída. Pero la una, que veía el baile desde un lugar seguro, quiso entrar al juego. Y bailamos: la una y un cuervo en su hombro, la otra con una promesa en su pecho; y yo: espiralado.

Luego de poco tiempo de bailar quedamos como quedamos: la una desnuda me halaba hacia el precipicio sonriente, la otra velada me alaba hacia la colina segura; la una desnuda me decía que todo estaría bien en la nada, la otra velada se mantenía callada con su mirada angustiada; la una me invitaba a la negrura, la otra me invitaba a descansar.

Mi decisión fue influenciada por las cosas que sucedieron luego. Halado por las dos, y alado por mí mismo, cerré los ojos y los abrí. Así se vio detrás de la una desnuda y detrás de la otra velada: con la una me esperaban las nubes y nieblas indescifrables e indecibles, con la otra me esperaba, ahora que la veo, una puerta enorme. Entonces decidí.

Carlos J. Díaz
“Kaze”

Imagen de Rene Magritte

2 comentarios:

  1. Casi siempre uno baila con , por lo menos , dos .
    Lo esencial es bailar , girar como las aves en el viento , y seguirlo hacia donde nos lleve o desplegar las velas de la prudencia y volar con rumbo casi cierto .
    Saludos !

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  2. ¡Qué baile! Y qué dúo. ¿Cuál elegiste? Me gustó el juego verbal "halaba y alaba".
    Un abrazo

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