viernes, octubre 23, 2009

El hombre, la piedra y el bloqueo

"Quiero escribir pero me sale espuma" le dijo el hombre a la piedra, con un cuadernito muy feo en una mano y un lápiz en la otra. "¿Será que necesito una posición más de escritor?"

Entonces el hombre adoptó una pose más de escritor, tal como él los veía: mirada lánguida que mira la profundidad del mar en un cuadrito de 30 x 30 colgado en la pared, preparado para escribir los versos más tristes sobre tristes tigres en un trigal de espejos esta noche en un lugar de la manchada vida de cuyo nombre, dice, no quiere acordarse. Entonces se dispuso a escribir.

Luego intentó escribir.

Finalmente trabajó en escribir un poco más.

Pero nada.

Volvió a su piedra, y le dijo: "Quiero escribir, pero me salen piedras"

Entonces la piedra escribió El Ulises en tres puntos imaginarios que se desvanecieron en el aire.

miércoles, octubre 14, 2009

Otra vez la luna y el sol

Antes de entrar en el tema es necesario hacer una aclaratoria fonética: Usted habla con fonemas, son los soniditos que usted mezcla para formar palabras, luego oraciones, luego discursos y chistes y comentarios y dale. Pero todo nace en el fonema, fonéticamente hablando.

Hay distintas clases de fonemas, y para lo que le quiero contar debe saber que existe el fonema del tipo oclusivo o explosivo, que es el que nace de una explosión en la boca tras librar una obstrucción total del aire. Ejemplo, la [p] o la [t] del español. Ambas son oclusivas, ambas son explosiones que se hacen en distintos puntos de la boca. La [k] también es una oclusiva, que se hace en el velo del paladar (justo antes de llegar a la úvula o la “campanita”). Este punto (el velo del paladar) es el punto de articulación de la oclusiva [k], pero también lo es de la oclusiva [g] (en español, piense en gatos para entender la pronunciación de este fonema). La única diferencia es que la [g] es sonora, la [k] no. Pruébelo: ponga su dedito en la garganta mientras hace una serie de [k]s sin ninguna vocal que acompañe, ahora haga una serie de [g]s; notará que en la última hay una vibración, en la primera no. Esta vibración es la sonoridad de la [g] frente a la sordez es la [k]. Comprendido esto, podemos comenzar a bailar.

Estudiando el japonés me encontré con las divertidas palabras que designan los colores básicos. Está Midori para el verde, Akai para algo rojo, Kuroi para algo negro y así. Me llamó especial atención el par que designa a las cosas doradas y las cosas plateadas: Kin iro y Gin iro, respectivamente (se pronuncia como se lee). Kin se escribe con un ideograma específico que representa la noción del oro o lo dorado; así mismo Gin, siendo iro el que designa que se está hablando de algo que es de ese color. Me hizo pensar esta dicotomía en aquel experimento en el que se trataba de comprobar si los sonidos, o fonemas, tienen alguna relación profunda, nebulosa y perdida con el objeto que designan. Es decir, que en la palabra “mamá” los sonidos m-a-m-á tiene alguna relación con aquel ser que engendra. Parece absurdo, sabemos ya que hay muchas lenguas que no hacen la más mínima M a la hora de decir madre, ejemplo “Okasan” en el japonés. Sin embargo algunos sonidos dejan dudas. Cabe destacar la conjunción SL en el inglés, que siempre tiende a significar cosas desagradables: Slime, Slut, Slay, Slaughter. Aún así, sigue siendo terreno escabroso. Lo cierto es que aquel experimento sugería un par de figuras y un par de nombres: Kiki y Buba; y pedía a los sujetos que designaran a las figuras con un nombre. Todos coincidían en lo que ustedes coincidirán:



Sugiere esto que los sonidos oclusivos sordos (KiKi) tienen alguna relación con las explosiones y los picos, en cambio los sonidos oclusivos sonoros (BuBa) tienen una relación con las ondas, o con lo gelatinoso. Pienso entonces en Giniro y Kiniro. Kiniro tiene una oclusiva sorda, relacionada a la explosión y a los picos y designa lo dorado, como un sol. Giniro en cambio tiene una oclusiva sonora, relacionada a las ondas y a lo gelatinoso y designa lo plateado, como la luna. No dejo de pensar, después de eso, que suena bastante solar, la palabra kiniro, y bastante lunar su contraparte. Parece hasta cargar cierto contenido semántico, kiniro, lo dorado, una fuerza oclusiva y sorda, de pico y explosión; giniro, lo plateado, una fuerza oclusiva y sonora, de onda y melodía.

Claro, no hace falta decir lo absurdo que sería sacar una conclusión lingüística de todo esto. A saber, lo de el sol siendo dorado y la luna siendo plateada es una idea bastante occidental. Honestamente no conozco bien la visión de estos astros según los nipones, para poder comparar. Sin embargo no me pueden negar, ahora que la ven, que resulta divertida la coincidencia.

No es un hallazgo lingüístico, pero me gusta imaginar que es un jeroglífico perdido en una sabiduría ancestral. Imaginar no cuesta kikis, después de todo.