lunes, diciembre 31, 2012

Adiós 2012

Adiós 2012, te la comiste.

Y ese LA lo podemos meter todo. O a todas.

Porque ni modo.

Ya pa qué con máscaras.

Es mejor dejarle la máscara a ella y que te la comas, 2012.


Aquí estuve muerto, 2012, asesinado por mi propia espada.

Mientras ella se hizo la muertita, como los perritos,

Pero apenas vio un hueso...

Y yo, la verdad, muerto, comido, 2012.


Escúpeme, 2012, antes de que te quemes en la gloria de la no existencia.

Antes de que seas recuerdo,

un barco y la llave para la paz,

del mundo y de mi mundo.

Dame la clave del perdón, y del olvido.


Te la comiste 2012, y me hiciste.

Te prometo revivir, mi resolución, 2013,

pero ahorita comamos,

al 2012

en su propia salsa.

Notas de Esfiria: Maoli II

Dicen que fue vista una niña, piernas mojadas, caminando hacia el sur. La gente le preguntaba que qué iba a buscar allá: no respondía. Le preguntaban que de dónde venía: nada. Resolvieron por correr el rumor, no prestarle atención a la niña de piernas mojadas y llave colgando de su cuello. 

Sólo una respuesta se obtuvo de ella, de un viajero que no hizo caso. La encontró cansada en una piedra, cara hundida en las rodillas, ya no tan mojadas de caminar tanto. Preocupado se acercó y tuvo la misma suerte que todo el que le preguntaba, hasta que le asomó una cantimplora con agua. Se la arrebató y la abrió sobre su cabeza. Su cabello, castaño entonces, de repente se aclaró hasta un naranja vivo. Sonrió, se levantó, dio unos brincos y para sorpresa del viajero abrió la boca y en el aire se formó un mar del tamaño de dos hombres. Atónito, el viajero pasó la mano por el mar, tratando de entender cómo es que no mojaba, ni sonaba. "Ah, esta es la palabra de esta niña", se dijo el viajero, y entendió: busca el mar. El viajero señaló la dirección del mar y la niña se dio por satisfecha. Volvió a abrir la boca, ahora un cofre flotaba en el aire. En sus manitos brillaba la llave. El viajero no supo qué responder: ¿Cuál de todos los cofres del Esfiria podría tener par con esa llave?  Levantó sus hombros en desconocimiento. A Maoli se le oscureció la cara, pero empujó una sonrisa y siguió su camino, no hacia el mar, sino hacia el peligroso sur.